Monday, November 22, 2010

capitulo 4 La Bandera de la Esperanza.. vive en el corazón de los cubanos



                                                                          


                                                                
                                                                            Capitulo 4


                                                                

Fernando Vargas,  abrió con dificultad sus ojos. Sentía  mareos y   un sabor indescriptible en su boca. Trataba  de coordinar con dificultad sus ideas,  sus ojos se  cerraban, pero  continúo luchando contra la incomprensible sensación  de cansancio que lo invadía.  Su último  recuerdo se remontaba  a  un fuerte golpe en la cabeza y luego un vacio.
  Trató  de adaptar sus ojos a la penumbra de la habitación.  Escuchó  el ruido de las chicharras  y el murmullo del agua de un rio o un  arroyo  cercano.  ¿Dónde se encontraba?   Estaba  fuertemente atado. Con mucha dificultad y después de luchar casi hasta el agotamiento, logró  aflojar una de las cuerdas que retenía una de sus manos,  luego la otra. Miró  sus brazos y encontró varios puntos rojos que indicaban  que lo habían  sedado, quien sabe cuánto tiempo. Se enlazó    con un falso nudo las manos al sentir los pasos del alguien que se aproximaba y cerró los ojos, fingiendo dormir.  Sintió   la frialdad del agua corriendo por su cuerpo. Un sujeto de desagradable aspecto lo miraba.
-     ¡Jefe!. ¡Ya despertó! -dijo en voz alta.
Un sujeto  vestido elegantemente, se acercó.
-     Retírate.  Yo me encargo de él, dijo  dirigiéndose al sujeto de mal aspecto. Quiero hablar con este hombre.
Después  dirigiéndose a Fernando preguntó .
-     ¿Cómo  está  agente? 
-     ¿Quiénes son ustedes  y que quieren? ¿Dónde estoy? -preguntó  Fernando.
-     Estas en Colombia, estas secuestrado y a su tiempo, sabrás quienes somos nosotros- dijo con una sonrisa.- Pero tú debes saberlo, ese es tu trabajo.
-     ¿Que quieren de mi?
-     Tienes que hacer lo que hace todo el mundo. Un trabajo y dar una información.
-     No creo que pueda, ni quiera hacer ningún trabajo.
-     Si lo vas a hacer. ¿Sabes por qué?
-     Porque tienes familia y quieres que ellos vivan.
-     No creo entender.
-     Claro que entiendes. Sabes demasiado.  Te hemos estado siguiendo y sabemos quién eres, tus cualidades,  defectos y habilidades. Sabemos que llevas muchos años  infiltrado en varias organizaciones.  Mi jefe  te conoce y  también a tu esposa y a tus hijos.  Ahora tienes que hacer un trabajo importante. Somos tus amigos, no tus  enemigos
-     El ya   no sabe quién es el amigo, ni el enemigo-dijo otro hombre elegantemente vestido que entró  al cuarto, acercando su cara a la  de Fernando.
-     Quizás tenga razón. A veces he  dudado quien es el enemigo-comentó  Fernando Vargas con ironía.- No creo que los amigos me traten como lo hacen ustedes.
-     Te vamos a dejar tranquilo  un rato. Estamos esperando a alguien. Vámonos.
Fernando quedó  solo en el cuarto. Logró  desatarse los pies. En una esquina de la habitación había una rústica  cama de madera de la cual  logró  arrancar una pata.
El ruido atrajo la atención de uno de los hombres que entró. Fernando lo recibió con  un fuerte golpe en la cabeza.  Tomó  el arma del hombre y lo amaró    con la cuerda que anteriormente lo sujetaba a él.
Minutos después entró  otro, le propinó   un fuerte golpe en el   estómago, luego   lo golpeó  con la culata del revólver. Guardó  la  otra pistola que estaba  en el costado del hombre. El hombre cayó al suelo  sin sentido.  Espero detrás de la puerta, unos segundos después entró   un tercero y logro neutralizarlo  con la culata de la pistola.
Avanzó  con cuidado hasta la salida de  la casa.  Había dos carros, uno era un BMW negro compacto y una camioneta. Volvió, amarro  los hombres con más cuidado  y  escudriño  el bolsillo de sus secuestradores,  hasta que encontró las llaves de uno de los carros.
 El BMW  arrancó  sin dificultad y  avanzó  por  un  escabroso  camino lleno de baches y rodeado de vegetación sin saber a dónde dirigirse.  Miraba con cuidado el camino, buscando una orientación. Al fin pudo ver un letrero que decía” Camino del Real entronque a Medellín”.  La angosta vía  empató  con una carretera más ancha.  El carro empezó a fallar Fernando miro la pizarra y pudo percibir  que el indicador del combustible  estaba en su punto más bajo. El motor volvió a fallar hasta que finalmente se apagó.
 Se bajo del carro, miró  a su alrededor y vio una casa a menos de cien  metros del camino.  Se dirigió a ella y tocó  en la  puerta.
-     Un  hombre con una  camisa rota   y pantalones desgastados  abrió lentamente  la puerta de la casa y sin decir palabras lo miró  con curiosidad.
-     Estoy perdido y se me quedó  el carro sin gasolina.  Me hace falta su ayuda.
-     Mal lugar para perderse.
-     ¿Hay alguna ciudad cerca? -pregunto Fernando.
-     Medellín está como a  80 kilómetros de aquí.  El transporte  no pasa hasta dentro de una hora, pero pase y  siéntese.
-     Fernando  fue recopilando información del lugar donde se encontraba. Volvió al carro y halló  dos binoculares  y un abrigo. Revisó  el abrigo y encontró   un sobre  que contenía varios cientos de dólares.
Volvió a la casa. 
- Necesito combustible para seguir el camino. ¿Está  seguro que no tiene gasolina que me venda? Puedo comprarla.
-     No tengo, lo siento. ¿Quiere comer algo?
-     Si, pero necesito llegar a la ciudad.
-     Dentro de veinte minutos pasa un bus que va para Medellín.
Fernando comió con el campesino,  luego volvió al camino y  esperó  hasta que pasó el bus para Medellín. El campesino le  regaló  una camisa desgastada  y un sombrero.
- Muchas gracias. Fernando se despidió dejándole un billete de cien  dólares al campesino.

Fernando llegó  a Medellín, la segunda ciudad  más grande de Colombia. Con una población de más de tres millones de habitantes.  La ciudad no era nueva para él que había vivido en  Colombia cuando empezó la cacería de Pablo Escobar, el líder de una vasta organización que lo convirtió en  uno de los hombres más ricos del mundo donde operaba el cartel de Medellín. 

Fernando empezó a recordar esa época. A su mente fueron arribando los recuerdos de cada minuto vivido en la organización de  Escobar. El capo  había  fundado  una larga y organizada estructura, donde se compraba la lealtad.  Había un común denominador: el miedo, que sumado al dinero, lograba lo que otros no habían obtenido.  La malévola estructura tomó  carácter internacional, dominando el mercado de drogas de los Estados Unidos. La DEA  y la CIA  tomaron  carta en el asunto infiltrando hombres en la organización y Fernando junto con otros hombres formó  parte de un grupo de personas que permearon la organización de forma clandestina.

 El poder y el dinero  de Pablo Escobar lograron comprar jueces, magistrados y políticos, su consigna ‘’ plata o plomo,”  fue abriendo camino, mientras   Fernando por su parte cumplía su tarea de    hacerse de un lugar importante en la organización y ganarse la confianza de Escobar.  Trabajó  rodeado de  matones y  asesinos.  Fue una de las  más peligrosas misiones debido  a  que Escobar era el héroe del Medellín,   Pablo era respetado y admirado por muchos que cuestionaban la  presencia de Fernando en el lugar, sometiéndolo  a pruebas para comprobar su fidelidad con ordenes indeseables.
   Todo terminó   parcialmente en  julio de 1992 cuando  Pablo Escobar fue confinado a una lujosa prisión privada, desde donde continúo sus actividades criminales.
 Fernando recordaba los momentos vividos, algunos resultaban inolvidables, como cuando lo invitaron a una reunión, con uno de los enemigos de  Pablo Escobar llamado  Coronel Hugo Aguilar. Hubo otros encuentros  con Hugo, con los agentes de la CIA  y la DEA del grupo Delta  para capturar a Escobar.
  Escobar supo de la reunión y pago  por cada hombre que muriera. Fue una de las más largas cacerías de la historia.










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